Las primeras civilizaciones se desarrollaron en el Antiguo Continente hacia
el IV milenio a.C., en espacios geográficos con diversas características
físicas. Esas características influyeron en sus modos de subsistencia y en el
aprovechamiento de los recursos disponibles.
En el antiguo Continente, conformado por Europa, Asia y África, las
diferentes civilizaciones se pueden clasificar de acuerdo con el entorno en el
cual surgieron. Se dividen en dos grupos: las marítimas, situadas en las costas
como Grecia y Roma, y las fluviales, asentadas alrededor de los ríos, como es
el caso de Mesopotamia, Egipto, China e India.
Civilizaciones fluviales: Se establecieron en
amplios valles cruzados por extensos ríos propicios para la siembra y que
además representaban una continua provisión de agua para el regadío. Dentro de
esta categoría se destacan Mesopotamia, Egipto, India y China hace unos 5,000
años. Todas reciben el nombre de civilizaciones fluviales porque se
desarrollaron a la orilla de grandes ríos: el Tigris y el Éufrates en
Mesopotamia; el Nilo en Egipto; el Indo en la
civilización india; y el río Amarillo en China. Las orillas de estos
ríos estaban ocupadas por tierras muy fértiles y fáciles de regar, lo que
provocó un gran desarrollo de la
agricultura. El crecimiento económico produjo grandes cambios; la población
aumentó y las hasta entonces pequeñas aldeas crecieron hasta convertirse en
grandes ciudades con varios miles de habitantes.
Civilizaciones
marítimas: Grecia y Roma fueron las civilizaciones marítimas del mundo antiguo, y su
desarrollo tuvo que ver con los diferentes recursos que les brindaba el mar
Mediterráneo y también las condiciones del espacio que habitaron.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario